El príncipe de los prodigios

El príncipe de los prodigios

El príncipe de los prodigios

Continuación de LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS Cuando en 1924 Helena Lennox se presenta con sus padres en Nápoles por una colaboración arqueológica con las excavaciones pompeyanas, una... Leer descripción completa
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Sobre el autor: Álvarez, Victoria

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Miguel Ángel Gasch

Sorprendente

Segundo volumen de la trilogía Helena Lennox. Una bella edición, tanto por fuera como por dentro, qu ...

Segundo volumen de la trilogía Helena Lennox. Una bella edición, tanto por fuera como por dentro, que invita a llevarte el libro a tu casa, a adoptarlo de por vida. Se nota que Nocturna ama la literatura y nos enamora desde el primer momento solamente con la portada. Retomamos a nuestros protagonistas tras su visita por tierras indias. Helena se ve atormentada por los recuerdos de lo sucedido entonces y se obliga a mantenerse ocupada para no pensar en ello. Sus padres (Lionel y Dora) y ella andan por la Italia de los años 20. Primeramente los hallamos en Pompeya y posteriormente se desplazan a Nápoles, donde se desarrolla principalmente esta historia. La autora nos ofrece, como es habitual en sus obras, referencias históricas de la época, estamos en tiempos de Mussolini. Recurre a bellas y ocurrentes descripciones en las que tiene en cuenta los pequeños detalles, algo que resalta lo leído y te provoca una sonrisa. En Nápoles, nos encontraremos con el pasado de Lionel, ahí se hallan sus orígenes y podremos conocer más sobre él. Será una fuente de conflictos que conducirán a continuas discusiones con su esposa, Dora. Curiosa y memorable es la escena en la que ellos dos se están comportando como críos con sus sucesivas pullas y es Helena la que actúa como una adulta y los hace recapacitar. A veces, no caemos en la cuenta de que mantener una sencilla y respetuosa conversación con la intención de escuchar conscientemente y en confianza a la otra persona puede solucionar y evitar muchos malos momentos y daños irreparables, el respeto y el amor deben estar por encima de todo por ambas partes. Hay que rendirse a ello y valorar lo positivo, lo que suma. En la vida ponemos muchas etiquetas y eso, realmente, no es nada importante, lo es lo que sentimos y en ello nos deberíamos fijar. La comunicación es muy importante para solucionar las cosas antes de que sea demasiado tarde. También forma parte de la trama una misteriosa villa que Victoria nos recrea de forma brillante a través de su narración y que nos transmite lo que los personajes están sintiendo cuando están ahí. Se me ha hecho literalmente la boca agua con los platos de la gastronomía italiana que aparecen en la obra y que en ocasiones van regados con un buen vino. El atracón que se dan nuestros protagonistas en casa de los Montecarlo te deja perplejo y no puedes ir a comer nada porque estás enganchado a la lectura. Una tortura, vamos. Y lo rematan con la juerga del Limoncello. Las páginas se complementan, igual que en la anterior novela, con extraordinarios dibujos que ilustran lugares emblemáticos de la trama. Como nos dice el título de la novela, hay un príncipe de los prodigios, un hombre adelantado a su tiempo y que forma parte del pasado en el que se desarrolla la acción, aunque tendrá su papel. La autora también nos muestra algo vital a través de sus personajes, lo maravilloso que resultan las virtudes que poseemos cada uno de nosotros, algo que se nos da mejor y que nos convierte en seres únicos. Me ha gustado mucho la complicidad que existe en la familia Lenox y su particular sentido del humor. Lionel, Dora y Helena nos muestran un aspecto bellísimo de la vida y la felicidad que ello transmite. Encontramos auténticas sorpresas, como las visitas que realizan a una galería comercial de ensueño y a la ópera. Aparecerán aspectos del pasado que detonarán cual bomba la paz de los personajes. Nos enseña también las pocas o nulas oportunidades que damos, en ocasiones, a otras personas sin permitirles que nos muestren como son, prejuzgando sin conocimiento y basándonos en nuestras creencias. Tremendo error. Cuando esas personas ya no están en nuestra vida es cuando nos damos cuenta de que lo podríamos haber hecho de otra manera, le damos vueltas a lo que pensamos sobre ellas y vemos como no tenía sentido. Los personajes del libro son humanos, con sus virtudes y con sus defectos, auténticos y creíbles. Dora nos deleita con una muestra de su talento seductor en todo su esplendor, tal y como ya habíamos conocido en la trilogía Dreaming Spires. Otra de las armas que posee esta historia resulta de una serie de crímenes misteriosos que lleva a la policía a dar bandazos en cuanto a sus sospechas y que nos mostrará a un inspector con unas ideas bastante retrógradas sobre las mujeres. Si logras darte cuenta de lo que supone la trama, se te queda la boca abierta como me sucedió a mí y tú nivel de satisfacción aumenta por momentos. También he encontrado un pequeño error en la narración, que me ha llevado a tener que releer la situación porque, evidentemente, no tenía lógica. A alguien se le debió pasar, aunque no resta valor al conjunto. Victoria logra mantener al lector en tensión durante las páginas finales, adoro esos momentos de suspense y misterio, y nos sorprende con un final épico e inesperado. Y para acabar, un mensaje que también nos transmite la novela, la obsesión por mantener vivo, en ocasiones, el recuerdo y lo sucedido en el pasado, algo que puede llevar a perjudicar la salud mental de las personas de manera increíble. Otra novela de Victoria Álvarez que se sitúa en mi estantería de libros favoritos.

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