«A la literatura le pido, más que una historia, una voz. Y Elisa Levi tiene una llena de fuerza y carácter.» JESÚS CARRASCO
«Una trama sugerente, con ecos de Rulfo, Sara Mesa y Delibes.» ELENA COSTA, EL CULTURAL
«Un producto radicalmente contracultural dentro del panorama literario español.» XAVI SANCHO, EL PAÍS SEMANAL
«Una lectura incendiaria (…) Te va a acompañar durante mucho tiempo agarrada a la garganta, con ganas de hablarla, recomendarla, como un libro necesario.» ÁNGEL TIJERÍN, LIBRERÍA ON THE ROAD
«Un libro sobre la incapacidad de irte del lugar donde te formaste y la incapacidad de desear lo que no sabes nombrar. Me ha recordado a El camino de Miguel Delibes y a Frankie y la boda de Carson McCullers. Tiene una personalidad y un carácter propios; es muy hermoso.» MIQUI OTERO
No hay lugar más universal que el más pequeño de los pueblos.
Lea tiene 19 años, un ardor en la tripa y una vida entera en un pueblo con cuatro calles, una iglesia, un ultramarinos y un bosque que nunca ha cruzado. Sentada a la sombra, ve aparecer un señor que ha perdido a su perro y, en lo que dura un cigarrillo con hierba, le cuenta por qué ayer se acabó el mundo.
Lea tiene una hermana con la cabeza hueca, una madre que también se llama Lea y un padre que solo sabe de trabajo en el campo. Tiene a Javier, que no sabe hablar de amor, a Catalina, su mejor amiga, que llora, llora y llora, y tiene a Marco, que le deja regalos en el felpudo de su casa. Lea tiene ojos de campo y desconfía de los forasteros. Lea no sabe de otras cosas, pero de lo que sí sabe, sirve en todas partes.
Yo no sé de otras cosas es la historia de alguien que quiere conocerlo todo, vivirlo todo, amarlo todo, a pesar de que todos crean que el mundo se acaba. En su segunda novela, Elisa Levi ha asimilado con maestría la lección de los grandes escritores: no hay lugar más universal que el más pequeño de los pueblos.
«Una novela que evoca el realismo mágico propio de Gabriel García Márquez.» CLARA FERRER, ÚLTIMA HORA
«Un texto que galopa, que se desborda, que tiene algo de río y al mismo tiempo es un monólogo muy de Delibes.» LAURA BARRACHINA, EL OJO CRÍTICO
«Levi reescribe desde una poderosa imaginación y una prosa envolvente el problema de la España vaciada.» BRAULIO ORTIZ, DIARIO DE SEVILLA
Escrito por: Librería Taiga
Opiniones
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Yo no sé de otras cosas
“¿A usted nunca le ha pasado que la vida se le enreda? Pues a mí la vida se me ha enredado, se me ha hecho un nudo que no sé cómo deshacer.”
Una de las cosas que más me gusta de Elisa Levi es su valentía. La otra, es su sabiduría.
Hay que ser muy valiente para mirar de frente la verdad, y nombrarla. Para crear personajes puros (sinceros, honestos, verdaderos, francos) como Lea la pequeña, la joven adolescente de 19 años protagonista de esta historia.
Levi no juzga a su personaje, sólo lo retrata y nos lleva indiscutiblemente a la reflexión sobre muchas cosas. Y trata un tema muy delicado con naturalidad pero con todo el peso de su importancia.
Levi mira nuestra oscuridad para iluminarla.
Hay que ser muy sabia para saber de algunas cosas aunque ella no sepa de otras.
Nuestra escritora sabe de dolor, ese que arde, de sufrimiento, sabe de vida, de muerte, sabe de frustración, sabe de amor, sabe de lágrimas, de risas, sabe de amistad, de familia.
Levi sabe cómo contar una historia y eso me entusiasma como lectora.
No voy a develar mucho la historia de Lea, sólo el esqueleto, los huesitos porque lo importante, esas cosas de las que sabe Lea, mejor que las descubráis con ella, que ella os las cuente porque además, es necesario, porque la profundidad de sus raíces se encontrará con las vuestras.
Quizá os veáis como en un espejo y no sé si la imagen que os devolverá será una imagen horrorizada, o comprensiva o compasiva con vosotras y vosotros mismos.
Lea vive en un pueblo muy pequeño, de esos olvidados de la mano de Dios, en el que hay un bosque del que la gente que entra no vuelve y donde los perros que se pierden siempre regresan, junto a su madre, su padre, su hermana Nora que tiene una minusvalía física y mental y junto a sus tres amigos de la infancia Marco, Javier y Catalina.
Lea quiere irse del pueblo…pero también quedarse porque no puede marcharse… por amor, por lealtad a su familia.
¿Hasta dónde nuestra familia limita o no quiénes somos o lo que queremos llegar a ser? ¿A qué renunciamos cuando cuidamos a un ser querido? ¿Qué sentimos cuando lo hacemos? ¿Podemos no hacerlo? ¿Cómo soportamos el sufrimiento de los que amamos? ¿Qué hacemos? ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos huir? ¿Podemos quedarnos? ¿De qué somos capaces por amor? Y así la vida se enreda hasta hacerse un nudo.
A Lea se le vienen muchas canciones a la boca mientras cuenta su historia, yo cuando pienso en Lea se ve me viene:
Sin ti no soy nada una gota de lluvia mojando mi cara (…) amar por amar y romper a llorar, en lo más cierto y profundo del alma, Sin ti no soy nada…
También Lea me recuerda a aquella “Hermana de Katia” de Andrés Barba, otro escritor que ilumina nuestra oscuridad. Creo que a partir de ahora las pensaré juntas, una sentada en la Plaza Mayor de Madrid observando el mundo y la otra sentada en el banco de su pueblo frente al bosque del que nadie vuelve, rumiando decisiones que tomar.
“Rumio señor, rumio lo que haré mañana, porque yo acabo de hacer algo, algo que me acompañará toda la vida, acabo de matar al mundo, señor.”
Después de leer este libro es imposible no sentarse y rumiar…
Sagrario Santamaría Martín.
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